Vencidos,
no nos queda más que implorar perdón
o ser tan solo invisibles.
Los dioses de la guerra nos han dejado,
han sido crueles y tornadizos.
Solo estamos abandonados a nuestro sino.
Un sino de maltrato y de improperios.
Cuando quedamos debajo de la espada
afrontamos muerte, hambre y violaciones
No hay peor suerte
que quedar vencido en la batalla.
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