Armonía
Me
acuesto contra la cama y
trato
de lograr una superficie casi plana
para
que todos mis puntos de placeres
engarcen
fácilmente con tu cuerpo.
Me
convierto en rompecabezas de mil caras
y
permito que tus manos investiguen
los
lugares donde se encuentra
el
misterio de la vida.
En
mi centro hay una paloma,
dejo
que la misma
bata
alas, que murmure,
que
se mueva ondulante, ¡como cisne!
que
se estremezca, que salte, como conejos
ardientes,
dentro de su cueva,
hasta
alcanzar la cima de los goces.
Y
luego, dejo que prenda vuelo hacia el
infinito.
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